domingo, 6 de noviembre de 2011

CÁTEDRA PANAMERICANA

     Hace ya una semana que culminaron Los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. Luego de dieciséis años, por fin al país se le concedió ser la sede de la justa deportiva más importante del continente, la cual, a lo largo de los diecisiete días de competencia deja a la luz muchas cosas positivas.

     Rumbo a los juegos olímpicos venideros en Londres 2012, México se posiciona como cuarto mejor país americano, esto, al superar con creces las expectativas creadas (de apenas 24 medallas doradas) antes del inicio de los juegos, consiguiendo 133 preseas en total. De ellas 42 fueron de oro, 41 de plata y 50 de bronce. Un tope muy alto para las ediciones posteriores.

     Aludamos un poco en lo deportivo. Si bien es cierto, que este récord en el medallero se logró con base a la delegación más nutrida en la historia de estos juegos, lo que hace suponer que lo alcanzado tome tintes de “obligatorio”. También es cierto que dadas las condiciones de organización en el deporte mexicano, no estaba previsto tal éxito, pues es de todos sabido que los federativos, no han tenido la eficiencia en el manejo institucional detrás del escritorio. Y si no, ahí tenemos el caso del equipo de basquetbol, que se subió a la plataforma de competencia, prácticamente horas antes de la ceremonia de inauguración, es decir, fue integrado casi, casi al vapor. No obstante, nos brindaron una participación que roza la excelsitud al conquistar la medalla de plata. Un logro loable por dondequiera que se le vea.

     El objetivo del presente, no es sólo el aspecto deportivo, sino más bien otro, por tanto, dejemos de lado el mismo y prosigo con lo siguiente.

     Hemos de sentirnos felices y orgullosos al ver como los atletas connacionales obtuvieron resultados históricos; de ver una organización ad hoc para un evento de tal magnitud; de ver el sentido hospitalario y la belleza de la capital jalisciense, una ciudad, que internacionalmente se ha tildado como emblemática del país; de ver ceremonias de apertura y clausura dignos. Por esto y más, tenemos motivos más que suficientes, que nos permitan reafirmar nuestro sentido de pertenencia, orgullo y optimismo nacional.

     Estos juegos ayudaron a resquebrajar una cadena de decepción y pesimismo de los últimos años, mostraron de nuevo al mundo nuestra capacidad y creatividad, destacando desde luego, el talento de los compatriotas en competencias de alto nivel y que sin duda reconstruyeron en cierta medida la distorsionada imagen del país. Una imagen de violencia y corrupción. Coadyuvaron a recordar las potencialidades y capacidades que poseemos, sofocadas en la mediocridad de estos años, muy a pesar de gente excepcional dentro de las ciencias, las artes, el deporte, etc.

     Es consabido que el sentido de identidad y orgullo nacional, para que se dé en cualquier país, es la resulta de una madeja de innúmeros factores, como son la familia, el lenguaje, el paisaje y las tradiciones que acompasan el tiempo de nuestra vida en sociedad.

Últimamente, las naciones se hallan inmersas en un mercado asaz competitivo, que exige a cada uno, una innovación permanente y de alto desempeño y que ha dado lugar a la proliferación de organismos dedicados a la probable confusa y ociosa tarea, de colocar a los países en un ranking según con resultados obtenidos en ciertos ámbitos. Esto quiere decir que el nacionalismo se ha retrepado recientemente en divergentes factores, conexos con la conquista de los mejores lugares mundiales en aspectos clave de la vida asociada. Es entonces, que la identidad se acrecienta conforme las personas observan que en el exterior se amplía el reconocimiento en lo concerniente a su potencia financiera o productiva, del desarrollo científico-tecnológico, su bienandanza de vida, de civilidad y seguridad al cohabitar, de una unificación equilibrada con la naturaleza, en fin, del respeto ganado a pulso cosmopolitamente. Pero sobre todo, porque son sabedores que ese éxito es consecuencia de acciones en conjunto, y de acciones sostenidas y no aisladas, en otras palabras, gobierno y ciudadanía comparten una dirección común y convincente, el la que cada miembro se encarga de la ejecución de responsabilidades concretas.

     Desde esta perspectiva de éxito, en cuanto a la supremacía relativa de una nación sobre las otras en campos determinados, los juegos organizados en La Perla Tapatía nos dejan un gran aprendizaje. Y ese es, que podemos llegar a ser mejores sin declaraciones beligerantes, invasiones, desprecio cultural o étnico, etc. Sin embargo, dejemos de suponer que el gobierno por sí mismo y mediante la subyugación de las personas es la clave del éxito, porque no lo es.

     La pasividad del mexicano incomoda seguramente a muchos, y es que longevamente se ha supuesto que un proyecto de gran nación, donde los problemas sean zanjados, el alcance de metas significativas; el éxito en la economía, en educación, en el terreno científico, incluso de equidad social, debe sustentarse exclusivamente en el poder y con los recursos con los que cuenta el Estado y, ya en lo práctico, en la nada congraciada clase burocrática.

    A muchos nos es clara la idea de que para la obtención del éxito nacional, debemos involucrarnos y corresponsabilizarnos todos los sectores sociales, hacer de esto, una empresa colectiva. Implica pues, en principio de un Estado y un gobierno, y por supuesto, más recursos. Y al tratarse de una acción colectiva, se demanda organización y para ello, un dirigente, pero para ser líder no basta ser protagonista, no es suficiente con mandar, en la errónea y arraigada idea de que ordenar a diestra y siniestra es sinónimo de buenos resultados y que la sumisión del resto resulta condición cardinal para la eficacia. Hoy por hoy, dirigir es coordinar a un conjunto de actores corresponsabilizados en lograr metas de valor común.

     Tomemos pues, la cátedra que Los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 nos deja y hagamos a un lado la pasividad que tanto daño nos ha hecho y nos mantiene sumergidos en este atolladero y en un próspero futuro que no ha sido más que pospuesto a lo largo de nuestra historia.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

MÁS DEL PRI, MOREIRA Y OTROS


     El escándalo del “moreirazo” se acrecienta día a día. Lo vergonzoso del asunto es que el otrora todopoderoso gobernador coahuilense dice ser el ofendido, aunado a sus pretextos estilo la Chimoltrufia que así como dice una cosa, ¡dice la otra!

     Veamos. Al saberse de la deuda heredada en Coahuila dijo que no era tan grande, sólo unos minúsculos pasivos. Pero cuando las calificadoras sacaron a relucir la treta y los acreedores reclamaron su dinero, descubriéndose la macilenta cifra de 34 mil millones de pesos, se le ocurrió decir que eso no debía espantar a nadie ya que la deuda del gobierno federal ¡es más grande! Después, al enterarnos de la falsificación de documentos por parte de sus subalternos para obtener créditos, se defendió inculpando al ex titular de la Secretaría de Hacienda Ernesto Cordero. Y cuando se comenta del “moreirazo”, reclama que no se hable nada del ¡“calderonazo”! Da pues, la impresión que el dirigente priísta al responder, piensa en todo, menos en la pregunta.

     Ahora bien. Se supone que mañana, 3 de noviembre, durante el sexto informe de gobierno en Coahuila, su sustituto Jorge Torres, presentará a detalle los proyectos financiados por el fraude, digo, por la deuda.

     La pregunta del millón aquí es: Si todo el dinero fue destinado a la inversión, entonces, ¡¿por qué y para qué falsificaron documentos?! Pero no sólo el gobierno estatal debe una explicación a los gobernados, sino también los bancos, pues cómo es que a los ciudadanos que acuden a solicitar un crédito, se les investigan antecedentes hasta de los ancestros y todo por unos cuantos pesitos, y en este caso prestando cifras en miles de millones, se dejaron, imagínese usted, ¡engañar!

     Y hay más. Al ser vulnerado el sistema integrado por bancos y Hacienda, lo inaudito recae en la renegociación de una deuda y del registro de la misma ante la propia SCHP, siendo que esos créditos tienen una ¡génesis ilegal!

     La explicación a lo último la encuentro en el hecho de que el Gobierno Federal ha eludido una confrontación directa con el dirigente nacional tricolor, por el poder de esta parcialidad política en San Lázaro, la cual votará (se supone) el próximo 14 de noviembre el Presupuesto de Egresos de 2012. Por tanto, todo apunta a que el ejecutivo federal mantendrá la discreción en el asunto hasta pasada la fecha, pues seguramente son conscientes de que por el momento es más factible negociar con Humberto Moreira, que sin duda se encuentra en la cuerda floja.

     Luego. Actualmente la intención del voto se inclina a una victoria cómoda del PRI y del “aspirante” (yo digo candidato) Enrique Peña Nieto. Sin embargo, estoy seguro que esa tendencia cambiaría radicalmente si se cuestiona al electorado si está de acuerdo con el manejo financiero hecho por el gobierno de este partido en Coahuila, y que trajo consigo multiplicar en prácticamente 100 veces la deuda pública de aquel estado. Y la baja en las preferencias sería más drástica si a ese cuestionamiento se le agrega que parte del endeudamiento se obtuvo mediante mecanismos fraudulentos.

     Entonces, ¿cómo es posible, que el artífice de todo este embrollo sea el líder nacional del partido que encabeza al menos en estos momentos las preferencias electorales? Bien, hay una razón. El paupérrimo nivel de información del electorado mexicano, pues se prefiere a las figuras políticas atractivas y bien mercadeadas (léase Enrique Peña Nieto), independientemente de las ideas, programas y proyectos que propongan. El electorado, también yerra en descifrar el mensaje que el PRI ha estado emitiendo al respaldar a su presidente, que en cualquier otro sitio del orbe estaría en una situación por sí misma, insostenible.

     Aún así, Humberto Moreira sigue obstinado en mentirnos, diciendo que todo esto ¡no pasó durante su administración! Lo trágico del gran fraude de la deuda coahuilense, es que no sólo es asunto de los habitantes de esa entidad. Puesto que gran parte de la deuda se solventará con recursos provenientes de las participaciones federales, que a su vez, devienen de impuestos y derechos federales, es decir, el tema es concerniente a los bolsillos de todos los mexicanos.

     Si usted es fanático, seguidor, adepto, simpatizante, partidario, seguidor, hincha, admirador, prosélito, allegado, etc., priísta y piensa que esto no es nada, le recuerdo que los artífices del Fobaproa fueron los dirigentes priístas que dizque administraban y adquirían experiencia en como gobernar en la última década del siglo pasado, deuda que por cierto, seguiremos y seguirán pagando, por lo menos, nuestros hijos y nietos, esto es, un par de generaciones más. Ahí se las dejo de tarea… ¿O es que debemos sentirnos orgullosos de nuestra lacónica memoria histórica?

La del estribo

     Eruviel Ávila, prometió a los mexiquenses que a más tardar en el pasado mes de octubre, haría pública una lista de más de 6 mil compromisos, así como para que nadie dudara de que los cumplirá. Pero, ¡¿qué creen?! Exacto, es noviembre y nada. Vaya que prometer no empobrece, la bronca es cumplir. ¡A poco no!



CONFESIONES

Siempre he sido intenso, no he encontrado otra forma de hacer y ser lo que soy y quien soy. Mi corazón late en ambos sentidos de gozo y angu...