viernes, 22 de julio de 2011

OBRA POÉTICA

TU APARIENCIA, TUS PROMESAS Y MI (DES)AMOR

Compartir la vida en pareja, debe evitar a cualquier costa,
las voces; “apariencia”, “promesas” y “amor”;
pero no en un sentido literal,
sino evadir decirlas en una sola oración.

Tu “apariencia”, sólo vertió una tonalidad,
sólo matizó la realidad,
y todo lo que dejó es mera ilusión
que se desvaneció cual si fueran besos rotos,
provenientes de tus labios mentirosos
colmados de mentiras,
y rebosantes de “promesas” rotas.

Mientras tanto, “el amor”,
es eso que te hice no sólo por las noches,
sino a todo momento, a cada oportunidad,
a todas luces, en cada día.
Sin embargo, ahora nos hemos dicho adiós,
pero cuando tú lo dijiste por amor a un tercero,
yo te lo dije, porque es mejor así,
a que continúes tomando mi amor por ti un juego.

Charlar contigo a veces era complicado,
pero besarte, me liberaba de mis miedos.
Nos hemos separado,
y me faltó tanto que darte.
Ya nos hemos marchado,
y fuiste el mejor error que he perpetrado.

¿Amistad? ¿Qué entiendes tú por ella?
Porque para mí es un problema,
ya que no puedo escapar
de mis deseos de esa amistad ‘traicionar’
y todo, con tal de tu boca besar.

Se dice que en el espacio se circunscribe el tiempo,
y esto último, jamás me supiste ni quisiste brindar.
Ahora, nuestro orgullo ha destruido:
sonrisas, cariños, sueños, esperanzas, ilusiones.
Ahora, todo lo que nos queda son:
lágrimas, desesperanzas, pesadillas, maldiciones.
Y lo irónico es que seguro estoy que en ti
ha quedado la incertidumbre, de cómo sería el poder amarnos.

Hoy, no queda nada más en mi cabeza,
nada que no sean maquinaciones.
Hoy, no queda nada más en mi sentir,
únicamente mis deseos por ti.
Busco, pero no entiendo tu mentalidad femenina,
encuentro y acepto, pero no entiendo, tu negativa.

Escudriño y desentierro, uno de tus retratos,
luego, lo devuelvo,
y así, no tener que besarlo.
Después, me recuesto en mi lecho
y paso horas imaginándote en mi techo.
Para entonces, he estado dibujándote,
y deseando que fueras una puerta cerrada,
para que cuando alguien intente entrar
en el intento muera,
así como hiciste conmigo,
sin piedad,
con pura crueldad.

Al final,
adentrado en mis elucubraciones,
y aunque no crea en el infierno,
deseo que te mueras
y nos veamos allá.



SIMPLEMENTE, TE AMO


Te amo cual si fueras un nuevo mundo,

como a un día perfecto celebrado con un suave vino.

Eres el inagotable sueño aderezado con tu voz

que es la suave música

que a mi existir arranca sus tristezas.

Te amo más allá de mis quehaceres,

por encima de mis impulsos y de sus placeres;

Simplemente, te amo.


SER FILÓSOFO

Estar conforme en una “zona de comodidad”
es algo que al filósofo inconforma,
pues éste busca más cada vez;
siempre la evolución de sur ser persigue.

Temer al ridículo por el “qué dirán”
es algo que el filósofo desdeña,
sabe que todo es una experiencia,
y al mismo ridículo atesora.

Huir a lo incognoscible no es para el filósofo una opción,
pues su curiosidad es asaz
y sabe que más allá de todo existe algo mejor
y para eso hay que tener valor.

Creer saberlo todo y no entenderlo nada
es ser para el filósofo ser conformista,
pues de hecho el no sabe nada
pero procura a todo el entendimiento alcanzar.

Yo, ahora, no soy un ser que mucho filosofa
pero he hallado la receta en soliloquiar,
así, tal vez, puede que algún día,
en un filósofo me convierta.
Y por qué no pensar, que en esta vida será.


HOY QUIERO

 Hoy quiero verte,
mirarme en tus ojos
y que en ellos me digas:
“Me siento sola,
quiero que me acompañes”

Hoy quiero mirarme en tus ojos,
alejarme de la soledad
y andar el camino juntos,
tomados de la mano,
amándonos.

Hoy quiero ser uno contigo,
pues mis pies se han cansado
y mi corazón de soledades ha sufrido
de sinsabores sin testigo,
porque tú no me has querido.

Hoy quiero acompañarte,
seguir juntos un camino.
Déjame estar a tu lado,
déjame aunque sea estar en silencio,
permíteme caminar contigo,
que sólo así, tal vez pueda hallar
el sendero a tu corazón,
a tus sueños
y a tu amor.

QUISIERA AMARTE MENOS

Quisiera amarte menos
para mermar el ramalazo en mi corazón,
de esta maldita distancia,
para gastar la lejana tristeza
y secarme estas lágrimas
que de mis pupilas emanan.

Si pudiera amarte menos
alejaría el suspiro de la añoranza,
y quizá, sólo quizá
latiría de nuevo mi corazón con calma,
ocultaría la mirada
en lo profundo del alma.

Pero te amo con infinitas ansias,
de esas que no entienden de recatos,
ni dejar de pensar en ti un sólo rato
ni dejar de quererte siempre
ni dejar de amarte siempre,
y por siempre desearte tanto.

Quisiera amarte menos,
mas repudio tal hecho,
al menos eso es lo que el corazón dicta,
pues tu amor vive en mi marea
y se empeña, se aferra…

Quisiera amarte menos,
pero me haces falta;
hace tiempo que sólo vivo para ello
y tú, sin darte cuenta
de que te necesito,
y de que sin ti, no vivo.

Quisiera amarte menos…

NO QUIERO PERDERTE

Siento marchar mi vida cuando en ti pienso,
siento por tu amor el alma morir
cada vez que de ti me encuentro lejos,
y que la distancia me aparta de ti.
Mis deseos por ti son a morir.

 A veces pienso que no me quieres;
asimismo sospecho muchas cosas de ti.
Siento que en ocasiones me rechazas,
porque no he demostrado que eres mi amor
y la lástima me alcanza.

No pretendo ofenderte al desconfiar de ti,
pero mi soledad a veces me obliga a hacerlo así,
y es que siento perderte
cuando más quiero saber de ti.
Y si te vas de mi vida, para qué vivir,
espero entiendas entonces el por qué de este “reclamo”
y el motivo de sentirme tan mal.
Comprende, no quiero perderte.

MI AMOR POR TI

Primero que nada,
y antes de volver a verte,
quiero decirte que pienso en ti todo el día,
que antes de verte, te vislumbro en mi mente,
que antes de verte, te escucho en mis oídos,
y que antes de verte mi corazón late mas rápido.

Mas cuando te veo todo es serenidad,
cuando te veo, relego todo lo demás,
olvido que te extrañaba,
olvido problemas,
olvido todo.
Cuando te veo, todo se paraliza,
cuando te veo, sólo te veo a ti,
cuando te veo, no quiero dejar de hacerlo.

Luego, cuando estás cerca de mí,
mi corazón que ya se hallaba palpitando alocadamente por verte,
quiere emerger de mi pecho,
casi no respiro,
pero a la vez el aire es mas puro,
me duele el pecho,
se me envaran las manos,
pero a su vez son más sensitivos.
Cuando estás cerca de mí, todo da vuelcos,
mi cabeza se vuelve maniática,
piensa muy prestamente,
y todo tiene que ver contigo,
y todo lo que siento es por ti.

Me pregunto muchas cosas,
y la mayoría, no obstante, sin respuesta.

Cuando al fin llega el tiempo de irnos,
es como total placidez,
porque existí contigo un rato,
pero sólo dura un instante,
porque raudamente recomienzo a extrañarte,
emprendo a pensarte otra vez,
empiezo a necesitarte...

Sé lo que por ti siento,
sé que eres tú por quien me despabilo por las albas.
Sé que te amo,
y lo pienso una y mil veces;
y una de las tantas interrogaciones es:
¿Qué es amar?
¿Es sólo un sentimiento?
¿Son sólo cuatro letras?
De hecho, ignoro si alguien esté al tanto de qué es amar;
no sé si alguno en alguna ocasión haya amado a alguien,
pero sé que esto es lo más adyacente a amar a alguien,
y ese alguien…
Eres tú.

TU SABOR

Sabes a silencios y a sueños,
con melodías de ternura y tactos de deseo,
sabes a mi mundo,
a todo lo que anhelo;
sabes a amor.

Ahora puedo oírte,
escuchar tu silencio;
puedo recorrer tus besos
y soñar tus labios.

Puedo inclusive escuchar tu melodía,
cuando tu beso es una caricia,
cuando es un despertar contigo,
y tu sonrisa es un motivo,
y tu silencio una añoranza...


PENSAR EN TI

No hago más que pensar en ti,
y si lo hago por halagarte
y quiero que lo sepas.
Hoy decidí coger lápiz y papel,
y esparcí sobre la mesa
prendas de tu amor.
Busqué una canción perdida
entre palabras gastadas.

No hago más que pensar en ti,
y es porque te quiero,
quiero escribirte un poema,
y no obstante, no se me ocurre nada,
los versos no fluyen,
sino huyen cual fantasmas.

No hago más que pensar en ti,
eres la musa de mi inspiración,
y estos versos se escribieron
porque no he hecho más que pensar en ti.

MI DESEO POR TI

Úntame de amor y otras fragancias de tu oculto jardín,
sácame de quicio, házme vivir...
Ponme a secar cuan trapo mojado;
revitalízame;
líbrame de mi estigma;
llámame tonto.

Olvida todo lo que haya podido decirte hasta ahora;
no me arrastres,
no me asustes;
no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo;
toca mis ojos, mis labios, mi piel,
nota su calor
y deja que te invite
al sublime deseo de este amor.

ENCRUCIJADA

¡Qué difícil es tenerte!
Sin lograr poder tocarte;
¡Qué difícil es amarte!
Y verte sólo por un instante.
¡Qué difícil es desearte!
Sin lograr que estés conmigo.

La distancia nos aleja,
mi paciencia ya se queja
y tú no te das cuenta que:
te amo.

Mi destino está en tus manos,
dime si continuamos
o mejor terminamos.

viernes, 15 de julio de 2011

RAZONES DE LA REVOLUCION MEXICANA DE 1910 Y SU REFELEJO EN LA CONSTITUCION DE 1917

     Las causas directas de la Revolución de 1910, que concluyó con la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos del 5 de febrero de 1917, surgen en el Porfiriato. En este período, la sociedad mexicana se hallaba dividida en varias clases; la aristocracia o “alta sociedad”, la burguesía nacional, la pequeña burguesía o clase media y el proletariado y los campesinos.

     Durante la dictadura del Porfiriato un reducido grupo de familias se enriqueció a costa del trabajo de los campesinos y obreros, quienes conformaban la masa mayoritaria de población. Se constituyó, entonces, una clase rica dueña de haciendas, fábricas, casas comerciales y de negocios financieros. Aunado al de los bienes económicos, este grupo controlaba el poder político y gozaba de una preparación cultural suficiente para sojuzgar al resto de la población.

     En lo referente a las causas sociales, tenemos que la inversión de fuertes capitales extranjeros se hizo a costa de todas las riquezas naturales, incluyendo la del hombre mismo. Esto es, se dispuso de mano de obra barata o regalada, por el desmedido apoyo a los capitalistas por parte del gobierno dictatorial. La explotación a la que se sometió a los peones en las haciendas, minas, construcciones, y a los obreros y artesanos en las fábricas, fue determinante en la consecución del movimiento armado.
    
     Como es notorio, en estos más de tres decenios, el poder quedó en manos de un pequeño grupo de personas, encabezadas por Díaz; el pueblo no tuvo oportunidad de opinar sobre sus problemas ni de elegir a sus gobernantes. Luego, la desigualdad social fue el común denominador en el Porfiriato, situación deleznable, muy a pesar de la estabilidad y crecimiento económico (como el incremento de la red ferroviaria) en el cual el país se vio inmerso. Mientras tanto, había surgido una nueva generación de jóvenes, maestros, médicos, abogados, ingenieros, agricultores e industriales que querían participar en la vida política del país y que no podían hacerlo porque todos los puestos estaban ya ocupados por hombres mucho más viejos que ellos.

     De estos nuevos individuos interesados en una participación activa en la política mexicana, surgieron 2 grupos con tendencias revolucionarias: el Partido Nacional Antirreelecionista y el Partido Democrático. En este último se encontraban personas que preferían a Porfirio Díaz al frente del poder, pero creían necesario que se buscara a un candidato distinto a Ramón Corral para la Vicepresidencia, como lo manifestaron en abril de 1909; sin embargo, al no alcanzar la popularidad necesaria, el partido fue disuelto. Ante esta situación, el Partido Científico (de tendencia porfirista) presentó como candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia, a Porfirio Díaz y a Ramón Corral, respectivamente. Otra agrupación que también se desarrolló con cierta amplitud, fue el Partido Reyista.

     En mayo de 1909 estaba ya en funcionamiento el centro Antirreeleccionista, en cuyas filas se hallaban personajes como: Francisco I. Madero, Emilio Vázquez Gómez, Toribio Esquivel, José Vasconcelos y Luis Cabrera. Madero, ya se había hecho célebre para entonces, debido a la publicación de su libro titulado “La Sucesión Presidencial en 1910”, en el cual hizo un estudio de la situación política mexicana de la época, con cierto criterio revolucionario.

     El Partido Reyista, sin tener propiamente un programa doctrinal completo, comenzó a trabajar para presentarse en la contienda electoral con Porfirio Díaz para presidente y el General Bernardo Reyes para vicepresidente, sin embargo, Díaz comisionó como pretexto de tipo militar para ir a Europa a Reyes, dejándolo fuera de la escena política. El Partido Reyista se disolvió y sus miembros formaron el Partido Nacionalista, que participó junto al Antirreelecionista en la Convención Nacional Independiente, que tuvo como sede a la Ciudad de México en abril de 1910. Para dar impulso y vigor al partido y a la Convención, Madero realizó una gira por algunas entidades, logrando despertar el entusiasmo y el aumento de los integrantes de la Convención, la cual, plenamente instalada, discutió el tema de las elecciones resolviéndose con presentación de Madero como candidato a la Presidencia de la República y a Francisco Vázquez Gómez (antiguo médico de Porfirio Díaz, y de quien políticamente se había distanciado) a la Vicepresidencia. Al mismo tiempo, se elaboró el programa que iba a servir como bandera de lucha, en las cual los principios de “no reelección” y de “sufragio efectivo”, fueron esenciales.

     Pronto surgieron diferencias entre los revolucionarios, emergiendo entonces, los tres grupos revolucionarios, cuyo propósito en común era derrocar a Porfirio Díaz del poder. A aquellos grupos, se les identificó con el primer apellido se sus caudillos: así, los integrantes de la División del Norte y sus aliados fueron reconocidos como villistas, los del Ejército Libertador del Sur se llamaban a sí mismos zapatistas y, finalmente, el Ejército Constitucionalista recibieron el nombre de carrancistas.

     Los villistas (liderados por Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa) ofrecían un programa político social poco definido, dispuesto a negociar con los liberales. Los zapatistas (liderados por Emiliano Zapata), que mantenían sus reclamos de restitución de propiedad de la tierra a los campesinos, principios formulados en el Plan de Ayala. Por último, los carrancistas, vinculados a la burguesía y deseosos de preservar los beneficios obtenidos por los generales, empresarios y abogados simpatizantes de Carranza.

     En lo concerniente a las acciones revolucionarias, tenemos lo siguiente. El Plan de San Luis Potosí, dado a conocer por Madero para que el pueblo tomara las armas y se defendiera para dar fin a la dictadura y oligarquía. Este acuerdo prometía revisar los abusos cometidos por el gobierno porfirista con los terrenos y devolverlos a quienes les había sido arrebatado.

     En la Alianza Nacional Antirreeleccionista se planteó la vuelta al régimen constitucional y la necesidad de reformar la ley electoral y dar libertad de prensa y enseñanza, mejorar las condiciones de trabajo de los obreros, nacionalizar al personal ferroviario, proteger al indígena, fomentar las grandes y pequeñas industrias y afianzar las relaciones con los países latinoamericanos.

     Al asumir Francisco I. Madero el poder, el 6 de noviembre de 1911, se procedió al desarme de las fuerzas revolucionarias, pero los zapatistas se negaron, exigiendo garantías de que sus demandas a favor de una solución al problema agrario serían atendidas.
     Por eso, el 28 de noviembre de 1911, Zapata proclamó el Plan de Ayala, en el que se proponía el reparto de tierras y la continuación de la lucha revolucionaria.

     Pascual Orozco, tras ser nombrado por los agraristas jefe supremo de la revolución, se sublevó en Chihuahua en marzo de 1912, y otro tanto hicieron los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, en Nuevo León y Veracruz respectivamente. El Ejército federal, al mando de Prudencio Robles y Victoriano Huerta, reprimió con dureza los levantamientos, estableciendo campos de concentración, quemando aldeas y ejecutando a numerosos campesinos. En la ciudad de México, en febrero de 1913 tuvo lugar la Decena Trágica, enfrentamiento entre los insurrectos y las tropas de Huerta, que causó alrededor de 2 000 muertos y 6 000 heridos. Con la insólita mediación del embajador estadounidense, Henry Lane Wilson, el general Huerta llegó a un acuerdo con el general Díaz, destituyó a Madero y se autoproclamó presidente el 19 de febrero de 1913. Cuatro días después el presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez fueron asesinados por órdenes de Huerta.

     El gobierno de Huerta no fue reconocido por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, quien el 26 de marzo de 1913 proclamó el Plan de Guadalupe, bandera de la revolución constitucionalista, por el que se declaraba continuador de la obra de Madero y procedía a la formación del Ejército constitucionalista, al que no tardaron en sumarse el coronel Álvaro Obregón en Sonora, y Pancho Villa en el norte, mientras Zapata volvía a dominar la situación en el sur y este del país. La oposición a Huerta en la capital se realizó a través de la Casa del Obrero Mundial, de tendencia anarquista y defensora de las clases obreras urbanas, pero cercana a los planteamientos agrarios del movimiento zapatista, al que dotaron de una ideología más definida, y del lema “Tierra y Libertad”, que los alejaba tanto de Huerta como de Carranza. Las tropas constitucionalistas, formadas por campesinos y gentes del pueblo, derrotaron al Ejército federal por todo el territorio nacional: Villa ocupó Chihuahua y Durango con la División del Norte; Obregón venció en Sonora, Sinaloa y Jalisco con el Cuerpo de Ejército del Noroeste; y Estados Unidos, tomando partido por los oponentes a Huerta, hizo desembarcar su infantería de Marina en Veracruz el 21 de abril de 1914. Después del triunfo constitucionalista en Zacatecas el 24 de junio de ese mismo año y la ocupación de Querétaro, Guanajuato y Guadalajara, Huerta presentó la dimisión el 15 de julio siguiente y salió del país. En el Tratado de Teoloyucan se acordó la disolución del Ejército federal y la entrada de los constitucionalistas en la capital, que se produjo el 15 de agosto de 1914.

     Con el triunfo del Ejército Constitucionalista, Carranza impulsó la promulgación de una nueva Constitución, la cual se haría realidad el 5 de febrero de 1917. Dicho documento recoge los principios liberales de los derechos del hombre en su aspecto individual y social, el principio de la soberanía nacional, así como las modalidades de su forma de gobierno y de Estado: división de poderes y sistema federal.

     En el artículo 1º del Título Primero, por ejemplo, se consagró la abolición a la esclavitud (aunque esta ya se encontraba en el 2º artículo de la Constitución de 1857). Garantizó la libertad de los hombres prohibiendo la esclavitud (artículo 2); la libertad de profesión, industria y trabajo, siendo lícitos (artículo 5); la libertad de manifestación de ideas (artículo 6); la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia (artículo 7); el derecho de libre petición siempre y cuando se haga de manera pacífica y respetuosa (artículo 8); la libertad de asociación o reunión en forma pacífica con cualquier objeto lícito, sin que se proteja la reunión armada o en la que se profieran injurias contra la autoridad ni se haga uso de la violencia o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee (artículo 9); el derecho a poseer armas en su domicilio para su seguridad y legítima defensa (artículo10); la libertad de tránsito para entrar en la república, salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia (artículo 11); la libertad de profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, la devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan delito o faltas penadas por la ley (artículo24). Los artículos 14 y 16 contienen diversas garantías de seguridad respecto a actos de autoridad para proteger la vida, la libertad o las propiedades, posesiones o derechos (artículo 14), familia domicilio y papeles (artículo 16). De este último precepto y los subsecuentes, hasta el 23, estatuyen un régimen de garantías frente a actos de autoridad que priven al individuo de su libertad o lo sujeten a procesos penales.

     Por otra parte, los derechos sociales, a nivel de una carta fundamental de un pueblo, fueron establecidos por vez primera en la Constitución de 1917, efectuando uno de los más grandes avances que seguirían después muchos otros países. Mención especial ameritan los derechos de los campesinos en el artículo 27 y los de los trabajadores en el 123.

     Con sus diversas reformas y adiciones que la Constitución ha tenido, los preceptos constitucionales establecen los siguientes derechos sociales:
  1. El derecho a la educación (artículo 3).
  2. El derecho de los pueblos indígenas (artículo 2).
  3. El derecho a la protección de la salud (artículo 4).
  4. El derecho a un medio ambiente adecuado (artículo 4).
  5. El derecho a una vivienda digna y decorosa (artículo 4).
  6. El derecho a los niños y de las niñas (artículo 4).
  7. Las bases de la reforma agraria (fracciones VII y XVIII del artículo 27).
  8. Derecho a la justicia expedita y honesta para campesinos (artículo 27, fracción XIX).
  9. Derecho al desarrollo rural integral (artículo XX del 27).
  10. El derecho de la persona al trabajo digno y útil (artículo 123).

     Como puede observarse, en la Constitución de 1917, cuyo verdadero título es CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, QUE REFORMA LA DE 5 DE FEBRERO DE 1857, conserva parte de la promulgada aquél año, pero incluye algo de enorme relevancia para el resto, no sólo del país, sino del orbe, el reconocimiento de los derechos sociales, convirtiéndose en un hito histórico. Unos derechos sociales, que habían sido marginados durante el Porfiriato y que condujeron a una enorme desigualdad social que derivó en un movimiento armado de grandes magnitudes cuyos efectos se prolongaron más allá de los 7 años, y que mantuvo al país en una enorme pugna interna de intereses políticos y económicos por varios años más.

¿CÓMO MEJORAR LA RELACIÓN ENTRE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y LOS PARTICULARES?



     El Estado es un ente creado por el ser humano para organizarse políticamente hablando, entonces, ha de contar con un medio administrativo que entable una relación con los gobernados. Toda esta maquinaria se denomina, Administración Pública, la cual recae en el Poder Ejecutivo, que a su vez delega responsabilidades en las dependencias a su cargo y que tienen el acercamiento con los particulares.

      Ahora bien, a pesar de que el Estado pasa a estar por encima del ser humano (ente creador), la soberanía aún reside en todos los individuos que conforman la población y que habitan en el territorio de un Estado. En función de esto, el órgano administrativo del estado tiene que respetar las solicitudes del ciudadano, a fin de darle certeza jurídica en muchas de las actividades que el particular realiza.

     Tan es así, que el propio Estado se sujeta al derecho, a fin de no violentar derechos que la Constitución reconoce a las personas, ya sea de forma individual o colectiva. En este ámbito, encontramos al Derecho Administrativo, rama del derecho público, que determina la organización y el funcionamiento de la administración pública, así como de regular las relaciones entre el Estado y los particulares.

     En México, esa relación entre la Administración Pública y los gobernados se ha visto inmerso en un cúmulo de deficiencias, las cuales, a pesar de los intentos normativos de llevarlo a buen puerto han sido infructuosos. El burocratismo se ha apoderado de las dependencias gubernamentales, representado por la prepotencia de los servidores y funcionarios públicos, quienes se sienten omnipotentes, a pesar de que muchos de ellos carecen de la preparación, aptitud y capacidad para ocupar tan importante puesto. Es por eso, que la corrupción es una deleznable cotidianeidad en las oficinas de gobierno, a lo que hay que sumarle toda la tramitología bajo cual ha de sujetarse el particular para obtener un permiso, una licencia, un registro, etc.

     La legislación correspondiente y aplicable a quienes ostentan el título de funcionario o servidor público, lejos de aplicarse al pie de la letra, se deja de lado. Al paso de los años, los avances han sido significativos en cuanto al acceso a la información se refiere, pero de ahí a que la normatividad sea aplicable a quienes infringen la ley, dista mucho. Es decir, se ha prepondera el aspecto de la rendición de cuentas a nivel económico, apartando el humano, pues los servidores públicos no son sancionados conforme a las leyes.

     Y es que es recurrente que los servidores públicos violenten las normas que les establecen sus obligaciones. El artículo 8 del la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, detalla las obligaciones del servidor público. De igual manera ocurre con el artículo 47 de la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, ahí se fijan toda una serie de obligaciones, que no obstante se incumplen o se realizan irregularmente, quebrantando, por ende, la norma.

     En la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, llama la atención lo siguiente:
Artículo 79.- La facultad de la autoridad para imponer sanciones administrativas prescribe en cinco años. Los términos de la prescripción serán continuos y se contarán desde el día en que se cometió la falta o infracción administrativa si fuere consumada o, desde que cesó si fuere continua.

Artículo 80.- Cuando el infractor impugnare los actos de la autoridad administrativa se interrumpirá la prescripción hasta en tanto la resolución definitiva que se dicte no admita ulterior recurso.
     Los interesados podrán hacer valer la prescripción por vía de excepción y la autoridad deberá declararla de oficio.
    
     Si queremos mejorar la relación entre particulares y la Administración Pública, personalmente considero que en este par de artículos hay una deficiencia, la cual hay que subsanarla. Propongo entonces la no prescripción o que sea el mismo periodo que mantenga una vida laboral activa, siendo o no servidor y/o funcionario públicos, de las irregularidades cometidos por los servidores y/o funcionarios públicos en la realización de los actos administrativos. Así mismo, que se aumenten las sanciones, no sólo en el ámbito de lo administrativo sino en lo penal, pues hay que proteger el interés colectivo de contar con individuos honestos y capaces en el manejo de los recursos que el pueblo les ha encargado.

     Mi propuesta se centra en esto a razón de que en los últimos 18 años, la Secretaría de la Función Pública –antes de la Contraloría ha multado a funcionarios por una cantidad conjunta de 40 629 millones de pesos, de cuyo monto sólo ha cobrado 74 millones, un irrisorio porcentaje de 0.18%. Esto se da porque los servidores que infringen la ley, hacen uso de lo que el artículo 70 de la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, que establece:

ARTÍCULO 70.- Los servidores públicos sancionados podrán impugnar ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa las resoluciones administrativas por las que se les impongan las sanciones a que se refiere este Capítulo. Las resoluciones anulatorias firmes dictadas por ese Tribunal, tendrán el efecto de que la dependencia o entidad en la que el servidor público preste o haya prestado sus servicios, lo restituya en el goce de los derechos de que hubiese sido privado por la ejecución de las sanciones anuladas, sin perjuicio de lo que establecen otras leyes.

     Una nota publicada en el diario Reforma del martes 16 de noviembre de 2010, indica que mientras que el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa emite la sentencia definitiva, ordena suspender el cobro y puede ser que en este ínter, las sanciones prescriban o el funcionario venda sus bienes, luego de lo cual el cobro no es posible. Ante este problema, digo que deben de reformarse las leyes aplicables porque es evidente el dolo de evitar el cobro de las multas. Al dificultarse el cobro, las multas se convierten en créditos fiscales y le corresponde al Servicio de la Administración Tributaria hacerlas efectivas.

     Por ley, una sanción económica no puede ser menor al daño causado al erario ni exceder tres veces ese monto. Así lo estatuye el artículo 55 de la Ley Federal de Responsabilidades de Servidores Públicos:

ARTÍCULO 55.- En caso de aplicación de sanciones económicas por beneficios obtenidos y daños y perjuicios causados por incumplimiento de las obligaciones establecidas en el Artículo 47, se aplicarán dos tantos del lucro obtenido y de los daños y perjuicios causados.
     Las sanciones económicas establecidas en este artículo se pagarán una vez determinadas en cantidad líquida, en su equivalencia en salarios mínimos vigentes al día de su pago, conforme al siguiente procedimiento:
I.- La sanción económica impuesta se dividirá entre la cantidad líquida que corresponda y el salario mínimo mensual vigente en el Distrito Federal al día de su imposición, y
II.- El cociente se multiplicará por el salario mínimo mensual vigente en el Distrito Federal al día del pago de la sanción.
     Para los efectos de esta Ley se entenderá por salario mínimo mensual, el equivalente a treinta veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal.
    
     En la misma nota periodística destaca dos casos. El primero es la de Raúl Muñoz Leos, exdirector de PEMEX, quien otorgó de modo irregular al sindicato petrolero 1 724 millones de pesos; se le impuso multas de $ 862 259 000 y otra de $ 2 478 000, además de dos inhabilitaciones y su situación jurídica actual está en litigio. El segundo caso es de Rogelio Montemayor, también exdirector de PEMEX, quien desvió 1 100 millones de pesos a la campaña del PRI a la Presidencia del 2000, en el llamado “Pemexgate”; se le multó con 1 421 millones de pesos, siendo la más alta en la historia, sin embargo, es una multa activa que no se ha pagado.

     El periódico también reporta la disparidad al momento de sancionar, así lo señala Alfonso Sáenz, Director de Responsabilidades y Situación Patrimonial de la Secretaría de la Función Pública, quien dice que se sanciona a quienes por descuido no llenaron una forma, no consiguieron un sello o no siguieron un procedimiento administrativo, sin embargo, los casos que afectan patrimonialmente al erario no llegan a conocerse.

     Es evidente pues la opacidad reinante en la Administración Pública, considero, entonces, que hay que fortalecer el marco normativo en cuanto a sanciones, así como fomentar la cultura de la denuncia entre los ciudadanos que han sido afectados por un mal servidor público. Una vez fortalecida la legislación aplicable, realmente hay que aplicarlas, pues, pienso, que si muchas de las normas las aplicáramos tal cual son y conforme a un estado de derecho, no estaríamos inmersos en situaciones así, donde la corrupción opera cual si fuera lo normal, siendo que la Administración Pública está para hacer un buen uso y manejo de los recursos que las personas físicas o morales han depositado a través del pago de impuestos, y que lo mínimo que espera es verlo reflejado en los servicios y trámites que realice.



jueves, 14 de julio de 2011

EL ARTE DE AMAR


     Hace tiempo dediqué parte de mi tiempo a la lectura del libro, “El Arte de Amar” de Erich Fromm. El objetivo del presente es hacer un reporte del citado libro, por lo cual procederé a comentar lo que a mi consideración son las ideas más importantes. Para esto último, primero enunciaré de forma textual aquellas ideas y después emitiré un punto de vista.

     El amor es una acción, la práctica de un poder humano, qué sólo puede realizarse en la libertad y jamás como resultado de una compulsión”.

     Nada más cierto que eso, pues el amor no sólo nace, se  hace nacer. El amor humano crece a medida que nuestra libertad de acción se enfoca en los otros, en los que nos rodean, sean éstos allegados o no a nosotros. El amor no debe ser compulsivo, pues si así fuera, el poder que el amor otorga al ser humano sería sólo en beneficio de unos cuantos y en perjuicio del resto. De modo tal que si alguien ama a alguien de forma compulsiva, se centraría en la persona amada de una manera que pudiese transformarse en obsesión de obtener algo que la otra no pudiere ofrecerle, al menos no en la forma como la primera persona desease. Si la obsesión se presentase, entonces, en vez de amar a la otra persona, se estaría cayendo en el egocentrismo de buscar que nos amen sin ni siquiera saber primero hacerlo.

     El amor es una actividad, no un efecto pasivo; es un estar continuado, no un súbito arranque. Puede describirse el carácter activo del amor, afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir.”

     Esta parte del libro, únicamente viene a reafirmar la primera cita, el amor tiene y debe ser constante, no un mero impulso que al final nos arrastraría fuera del objetivo de amar.

     El punto relevante de aquí se centra en las palabras dar y recibir. ¿Acaso amar sólo consiste en brindar amor a los otros? Si fuera así, que hay de nosotros, ¿acaso no merecemos ser amados del mismo modo como lo hacemos? Tal vez esto es contradictorio a lo anteriormente dicho, sin embargo, como seres humanos sufrimos un ego, que nos impide sólo el dar. Además, sí sólo se diera amor sin recibirlo, sería dejar la puerta abierta a quienes tienen la mala costumbre de aprovecharse de la situación y causar daño a aquellos que dan todo sin esperar nada a cambio. El dar debiera tener un límite, no hay por que caer en la ingenuidad.

     El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos”.

     Existe mucha razón en esto, cuando se ama a alguien llegas a hacer mucho por ese alguien. De una u otra forma estás al pendiente de su día a día y, el más mínimo pretexto basta para hacerle saber que le preocupas y que en ti encontrará un apoyo. Pero, ¿hasta qué punto esta preocupación es sostenible? Pues no creo que exista ser humano capaz de tolerar por siempre que la persona a quien ama le importe poco su preocupación. Está bien que se diga que el amor es incondicional, pero eso no tiene que implicar dejar de lado la dignidad y amor propio, o es que ¿éste último se termina cuando dejas de amar al otro?

     El carácter activo del amor se vuelve evidente cuando implica estos cuatro elementos: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento”.

     El conocer el significado de los cuatro elementos citados, no quiere decir que ya seamos capaces de amar. Para conseguirlo es imprescindible transportarlos al campo de la práctica a través de acciones y actitudes.

     El cuidado debe involucrar el estar al pendiente de las necesidades del ser amado, sea cual fuere la naturaleza de aquellas. Para tener cuidado hay que mantener contacto frecuente entre los individuos. Lo cerca que se encuentren uno del otro (físicamente hablando) influye directamente en la relación, pues ninguna herramienta tecnológica es capaz (al menos hasta ahora) de igualar los roces que pudieran darse al entablar una conversación. Es cierto, que la distancia no es un factor determinante, pero si se tratase de una relación incipiente, entonces, habrá que procurar el no distanciarse y, eso, ya sería una actitud de cuidado para con el otro ser.

     La responsabilidad, es el aceptar las consecuencias de nuestros actos, sobre todo de los malos o de los que sin la intención de hacerlo, induzcan un malestar en el ser amado. Porque, tal parece que sólo se aceptan las consecuencias que nos favorecen y nos ponemos reacios al momento de admitir nuestras equivocaciones. Si se ama, hay que aprender a asentir cuando erramos.

     En la responsabilidad, uno no puede, no debe, darle la espalda ante situaciones difíciles a la persona a quien se ama, y más si se es coparticipe en el surgir de esa consecuencia. Una situación muy recurrente en la sociedad actual y que llama mucho mi atención es la siguiente. Digamos que un chico embaraza a su novia, y cuando la chica menos se lo espera, él, le dice: “No quiero que tengas problemas con tus papás ni con los míos, lo mejor sería que abortes al bebé”. En una situación así, el chico, está dando un paso al costado, no quiere la responsabilidad de ser padre y está pensando en sí mismo, no le importa en lo más mínimo el pensar y sentir de su pareja. Mi cuestionamiento es, si no quiere hacerse responsable de su paternidad, entonces, ¿por qué al momento de las relaciones sexuales no tuvo el cuidado apropiado, haciendo uso de algún método anticonceptivo? Francamente, me es inconcebible que aún hoy en día, se ignore las probables consecuencias del acto sexual sin protección.

     Entre las acepciones de respeto, está la que enuncia que alguien debe ser digno y tolerado, y eso es exactamente lo que tiene que existir entre dos personas que dicen amarse. Si en esa relación el respeto se toma como la sumisión al otro, entonces, la persona sometida, estaría tolerando que pasen por alto su dignidad, y ahí ya se perdió el respeto. Respetar es dejar a libre albedrío las decisiones del otro, pues, una cosa es ayudar al otro a elegir sus decisiones y otra muy diferente hacer que tome una determinada decisión.

    El conocimiento, también juega un rol esencial dentro de una relación en la que existe amor, puesto que, no se puede amar (al menos en su totalidad) a quien nos es ajeno, de quien no tenemos noción de su persona. Para que se goce de conocimiento debe existir un diálogo profundo entre ambas partes. El objetivo de esto es descubrir lo que hay en el otro ser, que piensa, cuales son sus valores, cuales sus actitudes, lo que le agrada y lo que le desagrada.

    Para conocer a la persona amada, hay que ser cuidadosos, responsables y respetuosos con la forma, no es un interrogatorio en el que el otro tiene que responder a toda pregunta hecha por ti, más si es importante que el otro sea honesta en cada respuesta, porque si no fuese así, ya estaría faltando el respeto. El conocer a la otra persona no se logra sólo por cuestionamientos directos, las actitudes cuentan, y mucho, basta ver las reacciones del otro ser ante determinadas situaciones para darnos una idea de lo que es en realidad.

     El amor infantil sigue el principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman porque amo. El amor inmaduro dice: Te amo porque te necesito. El amor maduro dice: Te necesito porque te amo”.

     Diferenciar entre amor maduro y amor inmaduro es sin duda complicado, podría llevarnos a una larga discusión y no llegar a conclusiones precisas y contundentes. Acaso, esas diferencias se dan porque el niño no tiene bien asimilados los conceptos de cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento; y por eso se dice que su amor es inmaduro. ¿Y si es todo lo contrario? Digamos que la falta de conocimiento le impidiese estar al tanto de la malicia y hacer de su amor algo sincero. Ese amor obvio estaría incompleto, pues le faltarían tres elementos, pero es un buen comienzo, al fin y al cabo cada quien tendrá su opinión acerca de lo primordial que debe existir en un relación de amor entre dos seres. Por lo tanto, la forma de pasar de un amor inmaduro a poseer un amor maduro, está bajo el libre arbitrio de cada individuo.

     Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso, es una decisión, es un juicio, una promesa. Si el amor no fuera más que un sentimiento, no existirían las bases para la promesa de amarse eternamente. Un sentimiento comienza y puede desaparecer. ¿Cómo puedo yo juzgar que durará eternamente, si mi acto no implica decisión y juicio?

     Seguramente esto se opone a lo que siempre se ha escuchado cada vez que a alguien se le cuestiona sobre que se siente cuando se ama. La mayoría dice que es como un revolotear de mariposas en el estómago, un cosquilleo en el pecho. Estas respuestas, como puede observarse es porque solo se apela al sentimiento.

     Sin embargo, cuando se pregunta, porque alguien es tu mejor amigo, nos encontramos ante respuestas más variadas, que si comparten gustos, se conocen desde niños, es la única persona en la que puedo confiar, etc., en fin que, tales respuestas están sujetas a un razonamiento. Pero, que no se supone que ¿el amor se relaciona más con la amistad que con el noviazgo?

     Este error de acepción de la palabra amor es muy común en nuestro tiempo y, tal vez, sea la razón, por la cual una amistad llegue a prolongarse por tanto tiempo, mientras que la relación de pareja, termina por descomponerse en un breve lapso.

     Por eso, para amar a alguien como pareja hay que ser decididos, tener un juicio, con las suficientes bases sobre esa persona, y que es lo que le puedes ofrecer. En otras palabras, se necesita de un conocimiento de la persona amada para poder enjuiciarla. Para amar a la pareja, no hay que prometerse, sino comprometerse en cada acto, y hacerlo porque queremos, no porque sea la única manera de que se nos corresponda con el mismo amor que nosotros le profesamos. Decir amar a alguien es fácil, lo difícil es actuar con amor.

     Sólo hay una prueba de la presencia del amor: la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los que se reconoce el amor”.

     Para que se tenga la certeza de que existe amor en una relación, deben conocerse una a la otra. Por lo tanto se hace indispensable la presencia de la comunicación, por la cual se transmitan de manera recíproca sus sentimientos, sus ideas, sus gustos, aficiones, dificultades, etc.

     Pero, ¿qué sucede si uno de ellos es demasiado tímido para expresarse? ¿Acaso esta persona no sabe amar? Si y no. Si, porque cuando se ama, no lo callas y, no, porque el sólo decir que amas no supera en nada si realizas actos por y con amor por la persona amada (Ya lo dice una frase muy sabia de Platón: "La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco". Dicho en otras palabras, el amor que una persona tímida ofrece, puede que sea el que más se acerque a la verdad del arte de amar, muy a pesar de que no se ame a plenitud, cómo producto de la timidez de uno de los individuos.

     ¿Cómo puedo hacer que alguien deje de ser tímido? No creo que existan método que logre algo así (hablando de cuestiones de relación entre dos personas, dejemos a un lado las terapias psicológicas), pues, todo dependerá (aquí se pueden incluir las experiencias pasadas y aquella frase de que: Una persona cambia por dos razones: aprendió demasiado o sufrió lo suficiente.) de que tanto esté dispuesto el otro ser a abrirse al diálogo. De lo que si estoy seguro, es que alguien caracterizado por la timidez le gustaría que se acercasen a él de forma sutil, honesta, real, al natural, sin fingir. A una persona tímida no se le adula (muchas veces se les adula por que son bastante capaces en el aspecto cognoscitivo), sólo se le reconoce y se le respeta.

     “La humildad y la objetividad son indivisibles, tal como lo es el amor. Si quiero aprender el arte de amar, debo esforzarme por ser objetivo en todas las situaciones y hacerme sensible a la situación frente a la que no soy objetivo”.

     La objetividad es sin dudarlo una de las cosas más complicadas de llevar a la práctica, pues para el ser humano, es difícil dejar de apelar a los sentimientos cuando comenta sobre una situación específica. Resulta aún más difícil, si se trata de asuntos que tengan que ver con personas a quienes amamos. Para ser objetivos, hay que hacer a un lado las ideas tendenciosas.

     Ser objetivos es ver los pros y contras de una situación y eso es de mucha ayuda cuando se quiere brindar apoyo a la persona amada. Pero, para brindar apoyo, hay que ser a su vez sensibles y para eso es necesario conocer a la otra persona y ponerse en su lugar, es decir, hay que saber acerca de sus sentimientos y sus ideas al mismo tiempo.

     La práctica del arte de amar requiere la práctica de la fe. La fe irracional se basa en la sumisión a una autoridad irracional. La fe racional es una convicción arraigada en la propia experiencia mental o afectiva, y tiene sus raíces en una convicción independiente basada en el propio pensamiento y observación productivos, a pesar de la opinión de la mayoría”.

     Amar es tener fe. Sin embargo, coexisten dos clases de fe, la irracional y la racional. El primer tipo de fe como se menciona en el párrafo anterior es por sumisión, es decir, confío en el otro sólo porque tiene un poder mayor, el cual es capaz de controlarme, aunque esto signifique que yo no posea capacidad de elección. Una situación así, sólo traslada al ser dominado a seguir al pie de la letra lo que el dominante exprese. En este caso el amor no existe, es más bien algo parecido a la relación entre marioneta y titiritero. Es una relación dependiente, en el que no actúo a menos que el otro me lo ordene.

     En la fe racional, el amor existe porque las vivencias de una persona así lo determinan. Es el estar convencido de que los actos del otro ser son a su vez libres y que no son en detrimento de mi libertad. Además, la fe racional, permite visualizar los actos del otro individuo de forma objetiva, percibiendo los pros y contras de tales acciones. Aunado a lo anterior, en la fe racional no importan los comentarios que busquen desprestigiar los actos de la persona a quien se ama, muy a pesar de que esos comentarios provengan de la mayoría de las personas que nos rodean.

    Pero, ¿realmente la mayoría se puede equivocar? Es cierto que no todos los que nos rodean están plenamente de nuestro lado, y que algunos buscan que tropecemos de cualquier manera, usando cualquier medio. Por eso, ante los comentarios de otros, debemos actuar razonando a conciencia, siendo objetivos ante esos comentarios. Debemos aplicar el principio de no ser compulsivos, algo que en el amor no tiene cabida.

     La fe es una cualidad indispensable de cualquier amistad o amor significativos. Tener fe en otra persona significa estar seguro de la confianza e inmutabilidad de sus actitudes fundamentales, de la esencia de su personalidad, de su amor”.

     El párrafo antepuesto a éste, corrobora lo aludido anteriormente. En la amistad, en el amor entre hermanos, en el amor de pareja, etc., deben ser regidas por la confianza mutua. Si esto se da en la medida justa y necesaria, ese amor será inquebrantable.

     La confianza se gana y se otorga, con actitudes. Como ya he referido anteriormente, las palabras están por demás, si no son escoltadas por acciones. Nada más maravilloso que amar a alguien que hace más de lo que dice. Es por esto último por lo que se conoce la verdadera esencia de la persona amada y de que tan capaz es de saber amar.

     Amar es comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es un acto de fe, y quien tiene poca fe, tiene poco amor”.

     Estoy de acuerdo en la primera parte de la cita anterior, en la segunda disiento un poco. Veamos. Cuando uno ama y sobre todo, si es amor de pareja, realizas actos con el fin único de lograr que el otro ser también te ame. Habrá que aclarar que esto no tiene porque convertirse en obsesión como ya he hecho mención al inicio del presente trabajo. Al contrario, se procura que la persona a quien amas se dé cuenta de tu existencia, de que en verdad te importa y de que le puedes ofrecer amor real, leal y sincero.

     Lo complicado de hacer que el otro te ame por tus acciones y actitudes, es saber hasta donde estás dispuesto a intentarlo. Digamos que te gusta cierta persona, y que por su forma de ser te atrajo, a tal grado de querer ser más que su amigo o amiga, y en cierta ocasión (en el hipotético caso de que lleven una relación de amistad) te atreves a decirle lo que realmente sientes y piensas, y su respuesta es un rotundo NO. Lo incierto es lo que viene, si se ofende y pierdes su amistad (aunque sería una amistad poco sincera, porque si fuera verdadera, no tendría porque concluir), entonces qué, ¿seguirías actuando del idéntico modo? Es decir, primero ganar una amistad para después buscar tratarla como pareja, o la experiencia te llevará directamente a ofrecer amor como pareja.

     Otro caso bastante repetido es el siguiente. Llevas una relación de pareja o amistad con alguien, y en cierto momento esa persona a quien amas decide romper con la confianza que tú depositaste en ella, ¿seguirías confiando del mismo modo en el futuro? Acaso, ¿es mentira que las decepciones en la amistad y en las relaciones de pareja pueden llevarte a perder la fe? ¿Será cierto, qué perder la fe, significa perder el amor que posees? No lo visualizo así, pienso que el amor en ti seguirá existiendo, sólo que ahora será un amor más maduro, que se entregará a reserva de sus experiencias, será cauteloso, pero no compulsivo, será confiado, mas no ingenuo, será racional no irracional.

            CONCLUSIONES

     Cómo se ha observado a lo largo de este escrito, saber amar no es sencillo, no es algo que se aprenda de un día para otro, es más, tal vez ni la vida sea suficiente para poder conseguirlo. La raíz del problema puede ser, que son muy pocos los que tienen la capacidad de saber el arte de amar, y así es difícil vernos rodeados por acciones hechas a partir del conocimiento de que se sabe amar. Se ve, es cierto, pero sólo cuando se trata de alguien muy cercano a nosotros, no obstante, cuando se trata de unirse en masa (por ejemplo en México), caemos en el egoísmo y cada individuo, cada familia, cada sector social, ve por sus intereses particulares. Esto me lleva a la última cita textual:

     El amor es una actividad; si amo, estoy en constante estado de preocupación activa por la persona amada, pero no sólo por ella”.



CONFESIONES

Siempre he sido intenso, no he encontrado otra forma de hacer y ser lo que soy y quien soy. Mi corazón late en ambos sentidos de gozo y angu...