Besémonos, acariciémonos, toquémonos,
como si fuera, y porque es, la última vez.
Las risas que alguna vez manifestamos,
sólo fueron fracciones de felicidad provocada.
Tu voz fue lo primero en escuchar cada mañana,
y cada frase de tu voz brilló y calentó como el sol.
Aquellos tejidos sedosos de silencio entre halagos,
miradas que quebrantaban barreras.
Es condición esencial esperar,
y aunque no lo supimos a tiempo
hoy podemos hasta fenecer en el intento.
Existen razones que me reculan al pensarte,
ideas que divagan en el mañana.
Llamaremos a eso: futuro;
a pesar de que no tenemos casi nada de ello.
Quizá extrañemos nuestras miradas,
pero me extraña más que estés a punto de parecerme tan extraña.
Al aire dibujo tu silueta,
sólo para despertar sensaciones nerviosas en mi piel.
A un baúl hemos de irnos,
casi olvidados,
sin un buen aspecto quizá,
pero con algo más allá de una simple historia.
Tal vez no seamos ya una realidad,
sólo una poesía deseosa de ser recitada
y escrita en forma de fábula,
amor animal…
Amar es inevitable,
pero apresurarse a encontrarnos en su camino,
las más de las veces, compensa mal.
El amor se asemeja al cabello:
Puede crecer tan hermoso que todos quieren uno,
pero siempre hay un límite
y, de vez en vez, hay que cortarlo, dejarlo caer,
e iniciar de nuevo con la esperanza que sea mejor;
hay quienes ocultan lo natural,
emplean tintes fingiendo y creyendo que es real,
pero en un mundo actual,
al igual que el dinero, el amor se ha vuelto comercial.
Retomemos lo nuestro:
No hay forma de negociar este “Te amo”.
como si fuera, y porque es, la última vez.
Las risas que alguna vez manifestamos,
sólo fueron fracciones de felicidad provocada.
Tu voz fue lo primero en escuchar cada mañana,
y cada frase de tu voz brilló y calentó como el sol.
Aquellos tejidos sedosos de silencio entre halagos,
miradas que quebrantaban barreras.
Es condición esencial esperar,
y aunque no lo supimos a tiempo
hoy podemos hasta fenecer en el intento.
Existen razones que me reculan al pensarte,
ideas que divagan en el mañana.
Llamaremos a eso: futuro;
a pesar de que no tenemos casi nada de ello.
Quizá extrañemos nuestras miradas,
pero me extraña más que estés a punto de parecerme tan extraña.
Al aire dibujo tu silueta,
sólo para despertar sensaciones nerviosas en mi piel.
A un baúl hemos de irnos,
casi olvidados,
sin un buen aspecto quizá,
pero con algo más allá de una simple historia.
Tal vez no seamos ya una realidad,
sólo una poesía deseosa de ser recitada
y escrita en forma de fábula,
amor animal…
Amar es inevitable,
pero apresurarse a encontrarnos en su camino,
las más de las veces, compensa mal.
El amor se asemeja al cabello:
Puede crecer tan hermoso que todos quieren uno,
pero siempre hay un límite
y, de vez en vez, hay que cortarlo, dejarlo caer,
e iniciar de nuevo con la esperanza que sea mejor;
hay quienes ocultan lo natural,
emplean tintes fingiendo y creyendo que es real,
pero en un mundo actual,
al igual que el dinero, el amor se ha vuelto comercial.
Retomemos lo nuestro:
No hay forma de negociar este “Te amo”.
Con palabras en versos habré de tocarte,
con besos y caricias habré de callarte.
Todos jugamos alguna vez a la ruleta rusa,
matando y matándonos nuestros corazones.
Muchas de las veces perdemos el juego,
pero, vamos, somos mucho más que eso.
Vivimos detrás de muchos errores,
sólo para demostrarnos que la perfección no habita aquí.
El aire en movimiento arrastra las palabras
hacia la llanura de nuestras almas.
Perder siempre es más fácil que hallar,
pero perder el orgullo...
con besos y caricias habré de callarte.
Todos jugamos alguna vez a la ruleta rusa,
matando y matándonos nuestros corazones.
Muchas de las veces perdemos el juego,
pero, vamos, somos mucho más que eso.
Vivimos detrás de muchos errores,
sólo para demostrarnos que la perfección no habita aquí.
El aire en movimiento arrastra las palabras
hacia la llanura de nuestras almas.
Perder siempre es más fácil que hallar,
pero perder el orgullo...
