viernes, 10 de enero de 2014

ESCRITURA

Siempre resulta más sencillo
ensalzar virtudes propias,
que hurgar en defectos propios,
pero al tratarse de otros: viceversa.

Tiempo, esfuerzo y más
conlleva asumir defectos propios,
modificarlos es un logro
y otras veces sólo varamos.

Hay quienes escribimos,
otros que componen,
es nuestro único modo
de no ser tan lamentables.

Defectos asumimos,
pero los labios acogen silencios,
simulan frialdad de sentimientos,
o incluso ausencia de ellos,
pero no, tampoco es eso,
al final sabemos que estamos vivos.

No lo sé,
quizá algún día diré a viva voz:
“te quiero”, “te amo” o “te necesito”;
eso es lo de menos,
sólo busco refugio entre las letras.

No sé,
quizá hay quienes me lean,
que se identifican,
que sienten lo que siento.

La palabra escrita,
al igual que la pronunciada:
comunica,
distancia,
acerca,
emociona,
diferencia,
inventa,
esperanza,
comprende,
lacera,
manifiesta,
declara,
confiesa…
¡Viven!
Y mientras vivan,
serán escritas.

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