El escándalo del “moreirazo” se
acrecienta día a día. Lo vergonzoso del asunto es que el otrora todopoderoso
gobernador coahuilense dice ser el ofendido, aunado a sus pretextos estilo la Chimoltrufia que así
como dice una cosa, ¡dice la otra!
Veamos.
Al saberse de la deuda heredada en Coahuila dijo que no era tan grande, sólo
unos minúsculos pasivos. Pero cuando las calificadoras sacaron a relucir la
treta y los acreedores reclamaron su dinero, descubriéndose la macilenta cifra de
34 mil millones de pesos, se le ocurrió decir que eso no debía espantar a nadie
ya que la deuda del gobierno federal ¡es más grande! Después, al enterarnos de
la falsificación de documentos por parte de sus subalternos para obtener
créditos, se defendió inculpando al ex titular de la Secretaría de Hacienda
Ernesto Cordero. Y cuando se comenta del “moreirazo”, reclama que no se hable
nada del ¡“calderonazo”! Da pues, la impresión que el dirigente priísta al
responder, piensa en todo, menos en la pregunta.
Ahora
bien. Se supone que mañana, 3 de noviembre, durante el sexto informe de gobierno en Coahuila, su
sustituto Jorge Torres, presentará a detalle los proyectos financiados por el
fraude, digo, por la deuda.
La
pregunta del millón aquí es: Si todo el dinero fue destinado a la inversión,
entonces, ¡¿por qué y para qué falsificaron documentos?! Pero no sólo el
gobierno estatal debe una explicación a los gobernados, sino también los
bancos, pues cómo es que a los ciudadanos que acuden a solicitar un crédito, se
les investigan antecedentes hasta de los ancestros y todo por unos cuantos
pesitos, y en este caso prestando cifras en miles de millones, se dejaron,
imagínese usted, ¡engañar!
Y hay
más. Al ser vulnerado el sistema integrado por bancos y Hacienda, lo inaudito
recae en la renegociación de una deuda y del registro de la misma ante la
propia SCHP, siendo que esos créditos tienen una ¡génesis ilegal!
La
explicación a lo último la encuentro en el hecho de que el Gobierno Federal ha
eludido una confrontación directa con el dirigente nacional tricolor, por el
poder de esta parcialidad política en San Lázaro, la cual votará (se supone) el
próximo 14 de noviembre el Presupuesto de Egresos de 2012. Por tanto, todo
apunta a que el ejecutivo federal mantendrá la discreción en el asunto hasta
pasada la fecha, pues seguramente son conscientes de que por el momento es más
factible negociar con Humberto Moreira, que sin duda se encuentra en la cuerda
floja.
Luego.
Actualmente la intención del voto se inclina a una victoria cómoda del PRI y
del “aspirante” (yo digo candidato) Enrique Peña Nieto. Sin embargo, estoy
seguro que esa tendencia cambiaría radicalmente si se cuestiona al electorado
si está de acuerdo con el manejo financiero hecho por el gobierno de este
partido en Coahuila, y que trajo consigo multiplicar en prácticamente 100 veces
la deuda pública de aquel estado. Y la baja en las preferencias sería más
drástica si a ese cuestionamiento se le agrega que parte del endeudamiento se
obtuvo mediante mecanismos fraudulentos.
Entonces,
¿cómo es posible, que el artífice de todo este embrollo sea el líder nacional
del partido que encabeza al menos en estos momentos las preferencias
electorales? Bien, hay una razón. El paupérrimo nivel de información del
electorado mexicano, pues se prefiere a las figuras políticas atractivas y bien mercadeadas (léase Enrique Peña Nieto), independientemente de las ideas,
programas y proyectos que propongan. El electorado, también yerra en descifrar
el mensaje que el PRI ha estado emitiendo al respaldar a su presidente, que en
cualquier otro sitio del orbe estaría en una situación por sí misma,
insostenible.
Aún así,
Humberto Moreira sigue obstinado en mentirnos, diciendo que todo esto ¡no pasó
durante su administración! Lo trágico del gran fraude de la deuda coahuilense,
es que no sólo es asunto de los habitantes de esa entidad. Puesto que gran
parte de la deuda se solventará con recursos provenientes de las
participaciones federales, que a su vez, devienen de impuestos y derechos
federales, es decir, el tema es concerniente a los bolsillos de todos los
mexicanos.
Si usted
es fanático, seguidor, adepto, simpatizante, partidario, seguidor, hincha,
admirador, prosélito, allegado, etc., priísta y piensa que esto no es nada, le
recuerdo que los artífices del Fobaproa fueron los dirigentes priístas que
dizque administraban y adquirían experiencia en como gobernar en la última
década del siglo pasado, deuda que por cierto, seguiremos y seguirán pagando,
por lo menos, nuestros hijos y nietos, esto es, un par de generaciones más. Ahí
se las dejo de tarea… ¿O es que debemos sentirnos orgullosos de nuestra lacónica
memoria histórica?
La
del estribo
Eruviel Ávila, prometió a los
mexiquenses que a más tardar en el pasado mes de octubre, haría pública una
lista de más de 6 mil compromisos, así como para que nadie dudara de que los
cumplirá. Pero, ¡¿qué creen?! Exacto, es noviembre y nada. Vaya que prometer no
empobrece, la bronca es cumplir. ¡A poco no!
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