ENCONO

Memoria,
acudes a mí con la mirada perdida.

Locura maldita,
¿cómo jodidos se te ocurrió encender aquella chispa?,
si somos tan distantes, tan diferentes.
A pesar de ello, aprendí a quererle,
aunque no bastó para que se quedase.

Sí, la quise, con todo y lo incomprensible de su ser.
Y no es que aún me guste,
pero si tuviera algún quehacer,
eso sería derramar mi locura sobre su piel.

El encono me trajo hasta aquí,
al momento en que me da por escribir:
“Me dejó como un imbécil sin un mañana,
mas no importa, las noches pasadas fueron estupendas.”

¿Qué cuánto tiempo perdí?
¡Eso que importa!
Si pudiera, te volvería acometer
como si tuviera de nuevo (aún sin ti) un mañana.