Que el señor Enrique Peña Nieto no sepa
mencionar siquiera tres títulos de libros es tan inverosímil y vergonzoso como
que los otrora precandidatos a la
Jefatura de Gobierno, Alejandra Barrales y Martí Batres,
desplieguen sendos anuncios sobre los libros que han escrito. Yo que sepa, no
ha existido escritor mexicano con una campaña promocional editorial como lo están
teniendo los aludidos políticos.
¿Qué pretensión puede tener el PRD
capitalino al rebozar de propaganda el inmobiliario urbano? El sólo rostro no
exponen nada, pues no se incluyen lemas ni consignas. Lo único obvio es la
capacidad de barrumbada, y la forma arbitraria de llevarla a cabo por parte de
una parcialidad política, que en vez de generar propuestas, da la impresión que
se vitorea a sí mismo.
El
Distrito Federal ha sido hasta el momento el único sitio donde el PRD ha
consolidado una administración perdurable. Y como todo gobierno, con sus
consecuentes altibajos, se puede decir que aceptable, adelantando derechos
cívicos plurales y afrontando con realismo desafíos de convivencia cotidiana.
La actual inundación de carteles propagandísticos es vergonzante para un
partido político que en antaño llegó a combatir los excesos.
En su intento de contrarrestar al Sol
Azteca, el PAN ha optado por “respaldar” mediante dedazo presidencial una
candidatura ciudadana, la de Isabel Miranda de Wallace. Dicha mujer cuyo poder
de convocatoria pudo haber sido el hecho de ser externa al sistema, recibió una
oportunidad por una práctica autoritaria.
Ante el dislate albi azul, el PRD
reaccionó institucionalmente, eligiendo para contender por el cargo de Jefe de
Gobierno, al mejor de sus precandidatos, Miguel Ángel Mancera, pero ha decidido
paralelamente exhibir sin recato su músculo político. El PRD “marca su
territorio” colocando innúmeros carteles con imágenes de suspirantes a jefes
delegacionales o algún curul legislativo, ya sea en la Asamblea Legislativa
o en el Congreso de la Unión.
En tanto el Sol Azteca mancillaba el de
por sí deteriorado paisaje de la capital mexicana, el PAN recurría a prácticas
antidemocráticas en su elección interna para designar a quien ocuparía la
candidatura presidencial. En el transcurso de la jornada electoral, no faltaron
(¡Cómo siempre!), denuncias por reparto de despensas y compra de votos; se tuvo
urnas “embarazadas”; la cónyuge del precandidato Santiago Creel no pudo emitir
su voto porque ¡no estaba en la lista!; el primer presidente panista se saltó
la fila de espera en una urna en León, Guanajuato, siendo abucheado por los
otros militantes panistas; Marta Sahagún no sufragó porque a decir del mismo
Fox, “la han tratado muy mal”. El caso más sonado fue el de Tantoyuca,
Veracruz, donde una sola casilla otorgó la inverosímil cantidad de 10 320
sufragios a favor de Ernesto Cordero. Esto último no ha de extrañarnos, dado
que era el “delfín” del Jefe del Ejecutivo Federal. No obstante, no deja de
llamar la atención que el escándalo por lo deshonesto de la contienda, provenga
de la parcialidad que representaba la continuidad y el oficialismo albi azul.
Aunque la ahora primera candidata
presidencial, Josefina Vázquez Mota, era la mejor opción panista de cara a las
elecciones del próximo julio, tuvo que confrontarse a escollos que su partido
atribuía en tiempos pasados al PRI. Al ganar categóricamente, mencionó:
“Termina la contienda interna, y comienza un nuevo camino: el camino para
derrotar al verdadero adversario de México, a quien representa el autoritarismo
y lo peor de la práctica antidemocrática, a quien representa el regreso a la
corrupción como sistema y la impunidad como condena. Ese adversario es Peña
Nieto.” Si bien el diagnóstico de la panista es correcto, aún queda por aclarar
el por qué los gobiernos emanados del panismo no han hecho nada por modificar
tan degradante situación en estos ya casi dos sexenios.
En un hotel del Distrito Federal, se
quedaron cientos de cajas sin abrir, ¿su contenido? Playeras, cornetas y
banderines para el festejo de Cordero. La pregunta del millón es: ¿Qué pasará
con tan inútil acervo?
La capital mexicana es un baluarte de la piratería: hay taxis pirata, DVD’s pirata, perfumes piratas y hasta piratas piratas, ¡imagínese nada más! Como ahora el Distrito Federal se dispone al reciclaje, no sorprendería que el arsenal festivo del ex secretario de Hacienda fuera adquirido a precio de periódico viejo por la cúpula amarilla y destinarlo a su obcecación actual: encomiarse a sí mismo.
Los defeños, entonces, habitan en una
ciudad salpicada por los rostros del poder en propaganda que literalmente es
pura basura.
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