Los datos
proporcionados en lo subsecuente fueron tomados de diversas notas publicadas en
distintos diarios de circulación nacional.
Enrique Peña Nieto trae consigo todo un séquito de seguidores, que a mí entender es más por su “carisma”, que por la capacidad como político, de la cual, aún tengo severas dudas. El apadrinado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, está en plena campaña por la presidencia de México y ha liderado en las encuestas desde que se tuvo noción de sus aspiraciones políticas.
Sin embargo, el hecho de que la mayoría
pretenda darle su voto en las elecciones de julio, no significa que sea la
mejor elección. Para obtener una perspectiva precisa de quienes se postulan a
gobernar, hemos de escudriñar más allá de sus dimes y diretes, debemos observar
su trayectoria a través de los resultados que nos muestran las cifras.
El candidato priísta elabora discursos en
los que continuamente aparecen cinco situaciones, que parecen ser la columna
vertebral de su perorata que busca convencer a la ciudadanía de otorgarle su
voto. Primero: “México tiene una democracia que no da resultados.”; segundo:
“son indispensables y urgentes los cambios”; tercero: “los cambios han de
encaminarse a reconstruir al Estado y volverlo eficaz”; cuarto: “la eficacia se
ve condicionada por una mayoría en el Congreso”; y quinto: “la manera como un
Presidente puede cumplir con un programa de gobierno es con una mayoría.”
Esto pone de manifiesto que el señor Peña
Nieto tiene la idea de revivir la figura del presidencialismo en México, y para
darnos una idea sobre su modo de gobernar, revisemos y evaluemos un poco acerca
de su gestión en el Estado de México.
El ahora candidato presidencial del PRI,
hizo lo que pudo para concentrar el poder en sí mismo, porque cree que sólo así
se es “eficaz”. Tan es así que hace un bienio propuso que se incluyera una
cláusula de gobernabilidad para que el partido que obtuviera el 35% de la
preferencia electoral, llegara automáticamente a la mayoría (51%) en el
Congreso local. La propuesta no tuvo éxito, no obstante el partido tricolor
siempre contó con la cómoda mayoría en el legislativo estatal.
Peña Nieto gobernó al Estado de México a
placer, pues tuvo mínimos obstáculos. Los números demuestran que la gestión
peñista osciló entre lo anodino y lo desastroso. Analicemos lo siguiente del
sexenio de Peña Nieto en la entidad mexiquense.
Ø Al
cederle la gubernatura a Eruviel Ávila, mantenía según datos de la Asociación
Mexicana de Instituciones de Seguros, el primer sitio en automóviles hurtados.
Ø Según
la Procuraduría del Estado de México, entre 2007 y 2011, se acrecentó en un
1225% la desaparición de mujeres.
Ø De
acuerdo al Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, el Estado de
México es la entidad más peligrosa por la cuantía de secuestros.
Ø El
Edomex ocupó en el 2011 el sitio 30 en el Índice de Desarrollo Democrático
(Coparmex, Fundación Konrad y consultora Polilat, de Argentina)
Ø En
el 2008, el Instituto Mexicano para la Competitividad, lo ubicó en un humilde
lugar 28.
Ø Ocupa
el sitio 24 en cuanto a organizaciones civiles (variable que mide la fuerza del
tejido social). Comparado con el Distrito Federal que ocupa el primer lugar con
4220, el Edomex es mísero con apenas 158.
Ø En
el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo 2006-2007, tiene el lugar 18
en el Índice de Desarrollo Humano.
El candidato priísta a la presidencia de
la república gobernó con mayoría, es cierto, pero ni hizo cambios de fondo ni
fue eficaz (un ninigobernante, haciendo alusión al tan afamado término “nini”).
Soy habitante de Estado de México, y al
menos en mi municipio, cuyo Presidente Municipal es también priísta, las
patrullas que se supone deben recorrer las calles para proteger a la
ciudadanía, casi no se ven durante el día, y en la noche llegan a verse pero
muy esporádicamente.
Debido al atraso en nuestra cultura
cívica, sé que en las elecciones pesa más la compra o coacción del voto o una
aparición estelar en las pantallas del televisor que la exposición de datos y
cifras contundentes, así como de razones. A eso hay que adicionarle que
históricamente, en el país las urnas se llenan a base de despensas,
movilizaciones o intimidaciones de cualquier índole. Hasta ahora todo indica
que el candidato priísta será el próximo presidente de México, y no duden ni un
ápice que su gobierno emulará lo que hizo en el Estado de México.
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