sábado, 27 de agosto de 2011

LA REALIDAD DEL VOTO

     Los políticos nacionales se hayan atravesando un desprestigio de proporciones épicas. El proceso electoral presidencial próximo se ve amenazada por el escepticismo de los votantes a acudir a las casillas para emitir su voto con la certeza de que optarán, no por la mejor opción, sino por la menos peor.


     Y es que después de 71 años con un partido hegemónico, cuyas administraciones se caracterizaron por un presidencialismo tan exacerbado que de sólo recordarlo provoca escalofríos. Si a esto, le sumamos la alternancia política en el poder, que se dio en los comicios de año 2000, y que hizo pensar erróneamente de que se pasaría a una mejora en cuanto al desarrollo político. Pues a la conclusión a la que muchos llegamos, luego de un par de sexenios con un partido distinto en el Ejecutivo Federal, es que la democracia nos está saliendo muy costosa, y que vamos perdiendo la esperanza de tener una real alternativa en el poder.

     El ausentismo en las casillas se hace más notorio cada vez que tenemos un proceso electoral. Esto le atribuyo a la decepcionada ciudadanía, que se ha dado cuenta que sólo se existe para la clase política cuando de ganar votos se trata, una vez electos, simple y llanamente se vuelven invisibles.

     Y para muestra un botón. En el proceso electoral del 2009, el PRI pregonó a diestra y siniestra una reducción en el IVA si es que sus candidatos a diputados eran electos para ocupar un curul en San Lázaro. Mas su cinismo es irreverente hacia el pueblo, pues una vez elegidos, fueron los artífices para que el IVA no sólo no disminuyera, sino que se elevará al 16%. ¡Vaya nuevo PRI!

     Ilustro un poco mejor el contenido de este escrito, para lo cual extraigo del libro El contrato social, escrito en 1743 por Jean-Jacques Rousseau, lo siguiente: “El pueblo inglés cree que es libre: está gravemente equivocado. Sólo es libre mientras dura la elección de los miembros del parlamento. En cuanto sus miembros son elegidos, el pueblo queda esclavizado: vuelve a convertirse en nada.” Trasladamos esto a la realidad mexicana y el producto es tétrico: somos libres el primer domingo de julio de cada seis años, luego, estamos condicionados a los beneficios particulares de los actores políticos.

     A esos actores políticos hay que preguntarles ¿por qué están ahí? ¿Es por el sueldo? ¿Por el renombre del cargo? ¿Por triunfar en una carrera individualista? Y nosotros debemos cuestionarnos ¿Qué estamos haciendo desde lo personal para cambiar esta realidad?

     El descontento social avanza cual marabunta en diversos ámbitos a causa de los malos manejos en la administración pública. Se justifican con pretextos inverosímiles, producto de factores invisibles, como si fueran sucesos supernaturales, que si la crisis bancaria, el entorno político-económico internacional, etc., etc. Debieran mejor aceptar su ineptitud para ocupar los cargos que a través del voto se les encomendó para representarnos, y como es lo que menos hacen, entonces, es falsa la idea de que son nuestros representantes, al velar por intereses propios y no generales.

     En conclusión, nuestro voto es como firmar un cheque en blanco.

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