es algo que al filósofo inconforma,
pues éste busca más cada vez;
siempre la evolución de su ser persigue.
Temer al ridículo por el “qué dirán”
es algo que el filósofo desdeña,
sabe que todo es una experiencia,
y al mismo ridículo atesora.
Huir a lo incognoscible no es para el
filósofo una opción,
pues su curiosidad es asaz
y sabe que más allá de todo existe algo
mejor
y para eso hay que tener valor.
Creer saberlo todo y no entenderlo nada
es para el filósofo ser conformista,
pues de hecho él no sabe nada
pero procura a todo el entendimiento
alcanzar.
Yo, ahora, no soy un ser que mucho
filosofa
pero he hallado la receta en soliloquiar,
así, tal vez, puede que algún día,
en un filósofo me convierta.
Y por qué no pensar, que en esta vida será.
Y por qué no pensar, que en esta vida será.
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