A un par de semanas
de distancia de las elecciones y teniendo al candidato priísta como próximo
presidente de los Estados Unidos Mexicanos, tenemos lo subsecuente.
Las promesas que
Enrique Peña Nieto propuso en su campaña no debemos olvidarlas y para eso debemos
hacer algunas sumas y restas. Así es, un poco de aritmética. Veamos.
En la dirección http://www.enriquepenanieto.com
podemos
contabilizar 264 compromisos que el otrora presidenciable hizo. Tales
compromisos se subdividen en nacionales o estatales. Algunos son meramente
conceptuales, otros son medidas que han de tomarse; pero eso sí, requieren de
recursos a erogar para que puedan concretarse.
Así es, Enrique Peña
Nieto enumeró sus compromisos, pero como siempre sucede, no aparece la
estimación del dinero que ha de requerirse para hacerlos realidad. Tampoco se
alude a los mecanismos que conlleven a la obtención de recursos.
Verbigracia, su
primer compromiso es la de crear la Comisión Nacional Anticorrupción, siendo
que ya existe una Secretaría de la Función Pública, por ejemplo. La pregunta
obligada es que si la susodicha Comisión sustituirá a la Secretaría o sucederá
lo mismo de siempre, creación de puestos con sus respectivas funciones, que
resultan ser ineficaces y lo único que logran es engrosar el de por sí costoso
aparato burocrático de la administración pública.
Bueno, lo anterior
fue meramente ilustrativo acerca del derroche económico y de la insana
administración. Pasemos ahora, a lo cuantificable. Aquí una lista de
compromisos que significan gastos al erario:
#4 Ampliación del Sistema del Tren Eléctrico Urbano en la Zona Metropolitana de Guadalajara.
#12
Alcanzar la cobertura universal en Educación Media Superior.
#33 Construcción, junto con el gobierno estatal, de las líneas 3 y 4 del Metro en Monterrey.
#46
Seguro de Desempleo Temporal para quienes pierdan su trabajo y estén buscando
uno nuevo
#49
Laptops con Internet para alumnos de escuelas públicas que cursen 5º y 6º año
de primaria.
Y así podemos
prolongar la lista de intenciones. Lógicamente, todos estos compromisos aquí
citados y otros muchos, cuestan sus milloncitos, sin soslayar lo de uno de sus
spots de dar vales de medicina a los derechohabientes para que adquieran en
farmacias particulares los medicamentos que las instituciones de seguridad
social no tengan, cuando bien podrían licitar para que los laboratorios surtan
a tales instituciones, lo que es económicamente más conveniente.
Asimismo, planteó en
su momento la creación de un sistema de seguridad social universal, cuyo
financiamiento deje de ser mediante cuotas y pase a serlo mediante impuestos
generales. Destaca también la reducción de exenciones fiscales dentro de sus
propuestas de reformas fiscales, las cuales, supondrían el origen de los
recursos para materializar muchas de sus propuestas. El problema está en que
algunas exenciones tienen que ver con la tasa cero del Impuesto al Valor
Agregado (IVA), o los subsidios al Impuesto Sobre la Renta (ISR) con ingresos
bajos o tratamientos diferenciados en diversos sectores (agropecuario o
transportista).
Resulta poco creíble
pues que esas propuestas apunten a eso, pues estaría afectando a un sector
importante y de donde sin duda obtuvo muchos sufragios. Por eso es necesario
que su equipo defina pronto lo que hemos de esperar, no vaya a salir un fiasco
como hace un trienio, en el que en vez de reducir la tasa del IVA, optaron por
incrementarla. ¿O es que acaso los gastos ya se definieron, pero los ingresos
no? No vaya a ser, que así como a Andrés Manuel López Obrador no le salían las
cuentas de los 800 mil millones de pesos para cumplimentar sus propuestas, a
Peña Nieto tampoco le salgan las cuentas para hacer frente el costo de sus
“compromisos”.
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